Es muy probable que el hombre haya sentido la necesidad de moverse rítmicamente. En los albores de la humanidad la danza tenía un contenido mágico. Se danzaba para participar de las fuerzas sobrenaturales e influir sobre los dioses que gobiernan la naturaleza.
Al desaparecer el miedo a lo sobrenatural, la danza cambió de carácter: dejó de ser mágica para convertirse en algo puramente ritual, al servicio de la religión, o más aún, en una diversión popular en la que podía participar todo el mundo. De éstas danzas populares, o que en cada país adquirieron un sello peculiar, surgió la danza como una forma artística.
El instrumento de la danza es el cuerpo humano, que bien entrenado puede adquirir una gran riqueza expresiva al realizar un severo y estricto aprendizaje desde la infancia y entrenarse día a día.
La danza ha desempeñado un papel importante en las relaciones humanas, las danzas populares o los bailes adoptaron formas más libres y elegantes cuyas figuras y pasos evolucionaron cada vez más y se acompañaron de música instrumental.
Hoy en día coexisten el ballet estrictamente clásico, la danza contemporánea y otras formas experiementales libres.
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